«Id y haced que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado» (Mt 28,19-20). Tras esta cita se encuentra la misión que Jesús entrega a sus discípulos luego de la resurrección: de llevar por el mundo el Evangelio (Buena Nueva de la Salvación), es la razón de la existencia de la comunidad eclesial (eklessia) o iglesia quien debe garantizar la relación fe-vida (cf. EcE, 48); siguiendo la tarea encomendada por Jesús, aproximadamente para el siglo XII, la Iglesia producirá en su seno el nacimiento de las universidades como “centro incomparable de creatividad y de irradiación del saber para el bien de la humanidad”. (EcE, 1).
P. Mg. Rodrigo Altamirano
Cooridnador