Somos parte de una red nacional e internacional de universidades ponticias, lo que representa un prestigio ganado a pulso desde hace 70 años en el Ecuador y 30 en el centro del país. Nuestra comunidad universitaria está consagrada a la formación de profesionales de alto nivel, en la cual se prioriza la formación de alta calidad para aportar con compromiso al desarrollo de la sociedad ecuatoriana en sus diferentes ámbitos. Somos un referente de la educación superior con un cuerpo docente capacitado para satisfacer las demandas del mundo contemporáneo mediante el diálogo permanente entre la ciencia y la fe. Además, nuestra trayectoria y reconocimiento en el país se ven reejados en la alta demanda de nuestros estudiantes a nivel laboral, porque la sociedad ecuatoriana conoce la calidad profesional y humana que comparten nuestros graduados.
Nuestra excelencia educativa nos permite ubicarnos en los estándares más elevados en las evaluaciones nacionales, ubicándonos como agente de cambio en nuestro entorno, lo que ha signicado un constante esfuerzo y dedicación de nuestros docentes, estudiantes y personal administrativo. Estos logros se ven recompensados dentro de nuestro Sistema de Becas y Ayudas Económicas, que adicionalmente permite que estudiantes de escasos recursos reciban apoyo a sus estudios a través de nuestra pensión diferenciada. Por otro lado, nuestros educandos mantienen tutorías personalizadas que permiten un mejoramiento constante en las aulas, en proyectos de vinculación, prácticas profesionales, seminarios, congresos, debates y demás proyectos en los que se desenvuelven cada semestre. En la misma línea de benecios, adicional a su formación profesional, en nuestra comunidad universitaria se realizan actividades lúdicas, deportivas, espirituales y culturales.
También es necesario resaltar que nuestra institución, al ser parte de la PUCE, permite la movilidad inter sedes a nivel nacional, siendo una universidad pluricultural e inclusiva de puertas abiertas a diferentes grupos sociales. Todo lo mencionado permite que el estudiante se prepare y se construya como profesional y como ser humano para cumplir con el legado que nos dejó San Ignacio de Loyola: “Ser más para servir mejor”.